04 enero 2008

¿Donde están los grandes pensadores de Latinoamérica?

¿Donde están los grandes pensadores de latinoamérica?

Es difícil responder. Tal vez son muy pocos, incluso algunos se atreverían a decir que no existen. Por mi parte puedo decir por el momento que no lo se, pero siento el deber de decir, el por qué no lo se.
La acción de pensar es una acción con la que los latinoamericanos "educados" estamos muy pocos relacionados; es más, es probable que ni siquiera sepamos lo que significa esa palabra, y la explicación es mas sencilla de lo que parece: nunca aprendimos a pensar.

De pequeños nuestra curiosidad natural por las cosas nos llevaba a preguntar, observar, analizar y así, a aprender. Tomábamos con nuestras manos los objetos extraños y los explorábamos hasta que los llegábamos a conocer. Desde nuestro nacimiento experimentamos un aprendizaje vertiginoso que de mantenerse constante pareciese llevarnos a largo plazo, a la genialidad. Pero ese vertiginoso aprender se ve interrumpido pronta y prematuramente por algo que llamamos: EDUCACIÓN. El niño inquieto al que le gustaba deducir de sus observaciones y así aprender, es adoctrinado bajo una metodología antinatural donde debe "aprender" todo lo que dice maestro, ¡poderoso sabelotodo!.

Es así como el pequeño niño pronto olvida el arte de indagar, cuestionar, explorar y deducir, convirtiéndose en un excelente loro parlanchin que repite lo que dice el profesor: Bueno niños... dos mas dos es cua... (los niños en coro) ... tro...

El niño se hace hombre (o mujer) y ya nada sabe del arte de pensar. Para él (o ella), el más sabio es el que más información conoce, el que más repite y tristemente, no el que más piensa (esto es muy común en medicina: los doctores más admirados son los que pueden recitar X o Y estadística de memoria, con fechas, porcentajes, tasas y demás, pero poca atención se le presta a los que piensan y cuestionan constantemente).

El caso es que el ser humano, ya adulto y educado, creció sin poner en práctica el acto de pensar. Pero todo esto sólo me llevaría a afirmar con mayor razón que no deben existir pensadores latinoamericanos. Sin embargo no me puedo apresurar porque surge un segundo igual de preocupante.

No contenta con las metodologías castradoras de pensamientos, la educación en Latinoamérica tiene la característica de ser un vil plagio de la educación de algunos países desarrollados. Es decir, no es una educación autóctona. El estudiante, el profesor y el rector prefieren centrar su atención principalmente en tendencias europeas y norteamericanas, antes de darle valor a lo que se hace en la región. Con esto quiero decir que seguramente existen muchos geniecillos que pese a ser educados lograron evitar ser educados (en el sentido mencionado) y mantuvieron ese espíritu curioso y observador del niño, convirtiéndose en grandes pensadores. El problema es que pasamos tanto tiempo estudiando a los pensadores de otras regiones, que desconocemos los pocos que nuestro sistema educativo ha producido.

En conclusión, puede que no existan los grandes pensadores latinoamericanos porque es difícil que un ser humano educado sea un pensador, pero a la vez puede que existan pensadores latinoamericanos, pero como nos interesan más otras culturas que la propia, no sabemos si existen.

Lo bueno de todo esto y de tomar conciencia sobre este hecho, es que nunca es tarde para aprender a pensar y para empezar a conocer más a fondo nuestra cultura.

Finalizo invitándolos a leer sobre el Pensador más grande que tuvo la educación mundial en la segunda mitad del siglo XX: Paulo Freire. Adivinen de que región era...

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